Me defino en ti I, II
En las hondas cenizas No tengo poesía El ciervo se alzó al monte Has de ver Y dije que no te amaría ! Siento la vida Traté de hablarte Entre hierros erguidos, entre rascacielos Mueren en mi alma Sombras estériles El rostro Otra vez estas flores de mármol Presiento Porque llegué antes Quiero disiparme Sueño tus brazos Devuélveme En la leyenda |
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Pidámosle silencio al miedo Nunca podría rechazar a esa mujer que viene por el largo camino con su verdad entre los dientes con su verdad azul como un trapo virgen abanderando su dignidad recogida en un arrullo del desierto alimentada de hambre cuadriculada en esa espera donde ya no acechan los buitres del tiempo su sombra dilatada en la distancia Si todos los puntos donde habíamos de encontrarnos han sido devorados por aquellas visiones de Patmos, cuando todo se haya exterminado cuando los últimos granos de hierba hayan escapado de la tierra, iré cabalgando en la ira de esta pobreza inútil excavada para el yermo Sólo el silencio entonces sólo este silencio mío buscando entre los muertos tu silencio.
a los latidos, la semioscuridad, el acto de alimentarme por el hueco del ombligo pero sonó la hora una contracción y otra y me sentí girando en mi acurrucamiento Las fuerzas empujaban mi cabeza que rompió los líquidos y los hilos del tiempo El aire sorprendió mi cara y oí mi primer grito que se quedó colgado para siempre a mi piel. en un precipitado convivir de esta pena abreviada se me vuelve el polvo abandonado un pasillo que dice ausencia y un concierto es la campana que enmudece como el grito cansado de los tenis cuando voy cabalgando en una tarde y los precios me rodean y se venden utensilios y banderas y un niño grita ya su chocolate y la boca del reloj se me hace grande y me regreso.
Llegamos a la estación, el coche de los muertos se prepara para el ruido Nos señala el niño colombiano con su índice agorero, se come a dentelladas las palabras: "Estos son los cadáveres de bocas marcadas de silencio" Los huesos de los dedos buscando las manillas y mi ojo recorriendo la larga caverna en movimiento Nos envuelven las paredes hasta hacernos mugir extrañamente en este Auschwitz eterno, de consumo. la cara desvalida de los vervets cerró la noche El tiempo se negó a las horas cuando olvidamos hoy de señalar el paso que siempre fue del otro y mi voz encuadrada en filos y bordes de ventanas amarillas Sabes que me voy: los abrazos son kilómetros, el descanso se parece a la muerte. Sudáfrica Marzo 13, 1986
escarbando las pieles de Dios tu forma peculiar de obsesionarme Vinieron tus labios al abrazo cuando tus dedos abiertos me dejaban ir y te alejabas No me viste escapar por el brillo de tu pelo Si es que llegué a destiempo y lo sabes y lo sé y tu lengua es ofrenda a Krishna y es buscarme en pedazos de universos escondidos en su transparencia.
APUNTES PARA UN AUTORRETRATO SIN OLEO La definición no es válida cuando estás al borde del camino y omito autorretratos para seguir diciendo: "et pour vous, madame, une rose" y contemplo mis pasos desde la piel de mi sombra vacía de palabras hasta que un viernes circular, a golpes de rayuela, otras bocas me recuerdan que aún existo.
Me dijeron que venías en un pedazo de pan a pegarte a las papilas de mi lengua Nunca me hablaron del vacío que dejaste entre las pieles de mi pecho Nunca me hablaron de la luz que señalan tus caminos para el viaje de regreso Nunca me hablaron de tu ceño preocupado y tus palabras: perdónenme, hijos míos, no es mi error ni es falta de mi parte, es que estuve algo distraído y he dejado fermentar las raíces de ese árbol que borraron mi imagen de sus mentes.
LA SOLEDAD SE ALARGA POR UN CAMINO QUE YA NO CONDUCE A OZ Me miro en el espejo y me devuelvo la mirada de mí misma Otros párpados, cerrados, conjuran silencio En mí, el gato que ladra por el pincho atravesado en la garganta el perro que maúlla sus discordias a la luna Ante esta anchura, salto un requiem para la muerte salto un requiem salto hasta que nacen ojos en las páginas que escribo.
Cuando sólo se llenan las horas y la vida vacía y en la boca el polvo y la alegría de otro y siempre aquél y siempre el otro y yo en el sudor de mi camisa y el pan no ha llegado todavía y nos mordemos las venas hasta sangre y siempre el caminar del mediodía y la cabeza baja y en cada ceja el hambre y siempre deshabitando pasos siempre deshabitando hasta mirar de frente este vacío. a una luz de claridades sumisas al aturdimiento No hay palabras sueltas entretejiendo juegos de locomotoras danzando en domingos-promesa Algo se me duerme dentro: Hoy no distribuyo mis panes de tristeza ni sermones de resurrección Entreabro los ojos en ángulos vacíos y empiezo a desconocer el mundo. el gesto de abrocharme la camisa tu forma de cuidarme en estos plazos de tiempo Yace-yace el asombro de la noche humedad-beso: has rasgado la penumbra Existe: el amor sin preámbulos del más reciente nacimiento nuestro saltando etapas que describimos con la palabra-cero Sólo el verbo-aliento colgando en el aire descifrando la muerte de nuestra soledad.
sólo una promesa en la voz del aire integrando tu sonrisa a este salto de tiempo El tren que pasa llevando en las ventanas las caras de tu aliento y una carga de palabra presa en el corte de tu mano Has llegado mañana y llegarás ayer, si está demás el concierto sonoro de los tiempos y el verbo en armonía es un capricho de academias El café, cereales, el polvo de los libros, el silencio de los muebles y yo, contándome estas células que esperan el brillo de tus ojos para formarme. en que nos descubrimos caminando hojas de otoño: Decir entre el pan y el gesto simple del olvido que nos vimos crecer en la palabra. para abrirte un camino En mi tercer nacimiento, notas abismales profundas carcajadas de hienas en rosario esqueletos ancestrales jardines submarinos buganvilla silvestre de flores quemadas Nos lleva el tiempo en vértigo envueltas en algas marinas casas de momias antiguas momias tropezando el vientre abierto del espacio rompiendo la rama de mis manos en las tempestades de los siglos sin horas para el reposo girando en la vorágine la fuga del viento nos envuelve y el barro de mis manos diestras al llanto del insomnio amasan para ti eslabones de células átomos invisibles cuerpos lumínicos para sellar en tu carne un nuevo hechizo Que estalle el sonido de las hojas en los troncos torcidos del escarnio hasta encontrar en el fondo de la tierra el milagro desnudo de una palabra nuestra.
mi imagen en tus ojos, sombra-vertiente soledad itinerante, viaje sin final Ser en la cumbre tarde del otoño, sorpresa en el hilo de tu voz Ir surcando vertiginosidad de amarte hasta doblar un ligero requiem para el olvido Ser contorno de tu cuerpo en siluetas, múltiple relente de la noche Ser licor de aromas, fugaz luz de neón Y gritar al paso: seré la luna en tu azul. de mi lado saldría un vuelo azul de yerbas mansamente amargas Aletargando la noche iría sondeando espacios abandonados hurgando cabalmente, mirando el rostro de la nada hasta que ajuste a mi contorno la piel eterna de mi antigua muerte. I Me defino en ti en frase trillada El verso cuelga en cualquier parche indefinido del hospital-pared Estás en el poro 75 Estás en una tira de mis brazos Hambre de ti Si puediera fugarme en tu mirada! El anhelo va cayendo en el silencio Se rompe entre rompientes de silencio Se repetirá el tiempo cansado de sí mismo hijo de sí mismo arrastrando mi ausencia Detén mi rumbo: Tú: cuadro, marco, órbita Y mis manos inútiles desangradas en lo invisible Cuál soplo de vida te estrenará en mi silencio? Las arenas del desierto esperan nuestras huellas Que estallen dentro todos los muertos!
Ciérrame tu círculo canta para mí una elegía el sol arrasa pieles de lagarto todos los tímpanos del mundo se mutilaron en el ruido de aquellas baterías No, esas niñas no habían probado un beso y marchaban al son de los tambores títeres de goma, restregada la danza del viento mi sombrero se lo tragó una brisa endemoniada: no fui turista Aquel parque puente-encantado y no oímos la música que rompió el aire brotaron las flores de la arena salieron las voces de los vientos salieron los gestos de tus manos y te busqué en una página de Kafka sin encontrarte Allí estabas, testigo de todos mis renacimientos y te vi apuntarlos -- no has de negarlo uno a uno con el índice Era yo: me reconociste Atravesé todas las pieles del mundo y tu mundo fue una burbuja de aire Y se rompió en mil pedazos la página de Kafka y no fuiste siquiera palabra letra
--fragmentada--
Allí, estarás allí, en algún lugar ajeno Y en cada llegada me reconocerás: He atravesado todas las pieles del mundo Se repetirá el tiempo cansado de sí mismo hijo de sí mismo, arrastrando mi ausencia Detén mi rumbo: que estallen dentro todos los muertos!
del silencio gotas en sombras: Boston, Montreal Ecos fantasmas sin voz en el Tiempo Y en todo esto: tu mirada sólida preparando el encuentro Dos cuerpos se confunden en esa noche madre de todas las noches Francés, inglés: la T.V. Voces que se cuelan en el cansancio de manos entreabiertas En un teatro distante quedó Ionesco multiplicando sus rinocerontes cerrada la cortina del Tiempo Se levantan las sombras como muertos que buscan su recuerdo. para crear mundo nuevos No hay talismanes en mi puerta El garabato de cristales chinos tiene las manos rotas y la garganta llena de trigo seco Recojo palabras que me dictan las musan endemoniadas y digo: lacre ceniza asfalto gris lacre-ceniza ceniza-asfalto asfalto-gris Las letras se salieron del plato de sopa y revolotean negras, como pesadas moscas que desean parir. recuperémoslo en Altamira Has de ver los bisontes de la furia regados en la ira del viento He caminado ya sobre cristales rotos de palabras trilladas Y todo vuelve al retorno al regreso a la vuelta al tiempo al pasado a una tarde a un momento a un instante a ti.
las lechuzas del monte con los ojos abiertos al asombro de la noche Saltó la cascada de mi sangre en vigilia y estos restos de ocre que recogen las hojas del otoño van mordiendo mi partida Es triste -- la fuga mansa, quebrada de latidos Es triste -- El silencio inútil y la palabra deslumbrada en un ritual de piedras que lloran.
Has de cruzar todas las calles has de cruzar todos los silencios has de cruzar todas las estancias Que no te ensordezca el ruido del caballo Que no te ciegue la rebeldía de la noche Que muerdan tus mandíbulas el aire, la paja seca de los latidos El aire aquella espera tu madre tres reuniones de claustro cuatro monjas seis alumnas el desamor? la ausencia? A dentelladas se lleva la grúa tu regreso a mi última piel. como un cáncer localizada así: en el pulmón izquierdo y no me he hecho aún ni una biopsia ni escupo sangre... Y dicen los Grandes que no existo.
con palabras de ceniza --niñas inválidas ¡cómo vuelan en el silencio de palomas salobres! Estos fantasmas que riegan la noche encuentran mustia la palabra que pudiera deslumbrarte Y mi rostro está allí, empotrado, en aquella calle ancha.
tú, cazador impenitente, tumbando puertas hormigueabas hurgando los largos funerales de mi sangre El humo de acero edificios amasados en la indiferencia y en la noche salpicada del crimen del silencio se conjuran los búhos haciendo señales de humo alrededor de mi multa Todo tiene sus virtudes: el lobo el amuleto la esclavina del monje el grito de la selva el glosario mágico que vomita heliotropos hipómanes hieráticos arbustos y el crimen sacrílego del vándalo Atada, en tu magia negra Arden ya los zarzales de la hoguera y una lluvia de mandrágoras agrieta las fauces del olvido Márcame en el depósito de la cama abierta sustráeme en el número total de la ignorancia entiérrame en el pasillo insondable del miedo con las grietas frescas de mis labios vegetales Acelera mi muerte, invadente supremo sacerdote marginado en mis entrañas: es tuya sólo la postiza muerte de mi muerte Rescatada en mis cenizas, ciñendo plumas de avestruz vistiendo la luz de un Fausto errante he dejado atrás tu sangre de dragones, euforbios de Marte, el inventario de pociones donde incrustas tu violencia En mi mano, la llave final, un país de mirtos, el contorno de mi imagen idéntica Y tú allí, congelado en la noche.
los espasmos líricos que se arquean como lirios tristes contra el inmenso gris y al llegar la tarde con ella viene la Vida toda vestida de negro y con su hoz amarga los quiebra y mutila y al llegar la noche mis besos sienten la extrañeza de cuando eran robados por Aquellos Hombres... y no se alumbra la penumbra y se desgajan en su tumba los espasmos líricos.
Sombras estériles atraviesan la llanura donde no crece un grano Ala enorme que mancha los cien caminos no marcados del desierto Cada polvo brillante de sol se carga de reflejos de escamas El frío plateado del pez devora paso a paso el polvo dorado de espumas Cada grano un grano de ceniza Reverberación en fuga: invierno sin prisa. El rostro es una escalera vacía donde se escapan los pasos perdidos de la vida Cuencas verdes o negras, lagos de risa, capullos de aflicción Surcos que se entierran en la frente buscando pétalos de violetas El pensamiento hecho abrojos se rastrilla Y se hacen polvo las muertas hojas del dolor y de la risa.
Romper esquinas romper el ángulo desfilar por el vientre vacío de espliego y violeta La arquitectura deforma el ancho de mis ojos vaciando cuencas cuencas vaciadas de asfalto La ciudad nos llena de miradas y en la hora extraña de la tarde no es válido el recuerdo Sólo la mueca de tu sombra sólo el fantasma de tu sexo-parodia mujer-palabra tragando relámpagos de inútiles regresos hasta Eva y tu sonrisa congelada agoniza soledades de musa disquietante en la primera hoja, en el primer Monte de Venus Hurgando vas, imitaciones imposibles sin ser la loca de Chaillot Presiento mil lejanías dolientes mil lejanías heridas de silencio Presiento la silueta de tu mano ahondando los espacios hundiéndose en la noche como una paloma blanca que queriéndose quedar alza un vuelo lento buscando otros veranos.
Porque llegué antes o después y mi distancia y delante de mí esta flor extraña que busca las raíces de tu sangre Pero este jardín de mármoles prohibidos ausente de regresos: Sólo azahares amargos anhelos sin nombres y un raro aleteo que cubre las pieles de tu sangre Sólo cuando el día se hace simple como el hambre de un niño Sólo entonces Sólo entonces entregar mi muerte después de amarte Sólo entonces saldré a buscar en tus ojos mi mañana. en el húmedo humo del vapor de agua Quiero disiparme en la neblina y en la persistente lluvia fina que cae y me rodea sin tocarme Quiero disiparme en esa masa de nada en ese montón etéreo de niebla mojada Quiero disiparme en esa noche obscura líquida vacía sin entrañas.
Sueño tus brazos cargados de silencio buscando en la estilizada sombra de la noche un rayo de verde luna que se posa en el lago frío de la vida Sueño tus brazos heridos de soledad buscando en la piel etérea de la luna cráteres profundos sumergidos Sueño tus manos hambrientas de sensaciones táctiles apresando un rayo de sol que se escapa una brisa hosca que se esfuma.
tu apatía rota desvelada de caminos Pasó la indiferencia rozando águilas de acordes Te detienes en la entrada sin sollozos y vengo a recogerme en una hoja torcida de verde Sabrás la ausencia Sabrás el hambre Sabrás todos los mitos del silencio El aire se ha callado (las madres se visten de gris) Los hilos de sangre se doblan dobre sí mismos En esta antena gigante repica todo lo que se ha negado Y las campanas tocan a duelo su miserere incierto a duelo su miserere incierto a duelo su miserere.
de los siglos se desliza mi manto: una lágrima rota una estrella distante el gemido del aire ánforas y arenas milenarias Regreso regreso etérea atravesando los círculos del Tiempo a la isla sabia de mi origen donde estremecen los milenios el rumor de mis raíces Busco tu sombra adivinada en la distancia y me voy deshabitando de este dolor de dioses hasta dejarte en los labios mi verso de amor tallado en la mano de Safo. |